Cansados de patear las calles villalbinas, no por ánimo sino por monotonía, los miembros del Partido Irreverente Surrealista en una de sus 'lluvias de pis' (se entiende, de ideas) decidieron montar sus sonrisas sobre cuatro ruedas. Con dos megáfonos, una radio e infinidad de banderas; nació el Pismóvil, el vehículo encargado de trasladar el programa electoral pisístico a través de un, según David García, 'viaje interestelar'. Como todo en el PIS, se montó con la misma antelación de casi todas sus iniciativas, es decir, ninguna. Una gasolinera sirvió de improvisado taller de construcción y cuartel general. Unas bayetas, 'para limpiar cosas y la política', de enseñas.
Entonces, tras un 'enorme' dispositivo que duró una interminable media hora, el Pismóvil arrancó cargado de guasa y a ritmo del pegadizo himno del partido. Una canción, por cierto, que si escuchas más de una vez (sonó unas 20 en el tiempo que compartimos juntos) jamás te puedes quitar de la cabeza como supongo que muchos villalbinos. El pueblo ya empieza a ceder a la marea amarilla. Los pulgares arriba y las sonrisas superaron con creces a las malas caras. Todavía había reticencia a conceder el voto, como una chica que lo supeditaba a 'que se portaran bien', pero había otros que se maravillaban de un partido que denunciara, según él, 'el robo de los políticos'.
No obstante, no todo el mundo comulga con la irreverencia. 'Hubo uno que nos dijo que estábamos poniendo a Villalba en ridículo delante de toda España pero jamás se había hablado tanto de Villalba', reía Raúl Castillo y le recomendaba 'tener un sexto sentido, el del humor, que debería venir de nacimiento'. Un sentido que le sobraba al chófer del Pismóvil, feliz por poder entregarse a la causa amarilla a través de las cuatro ruedas. Una causa que, según él, 'le había atropellado'. Sin atropellos ni incidentes transcurrió un paseo en el que incluso nos acompañó una patrulla de policía durante algún tiempo. Fruto de la casualidad, pero curioso para los 'curiosos'.
También resulta curioso que, en todos estos actos, no se atisbe ni la más mínima porción de vergüenza en sus protagonistas. No hace falta más que recordar, los hombres anuncio, la 'Piesta' y ahora el Pismóvil. Raúl tiene la clave y David la respuesta. 'Una vez te pones la nariz de payaso te transformas', responde el primero. 'Más vergüenza les debería dar a los políticos', ataca el segundo. Y es que David mantiene que dentro de poco se verán más de estas narices mágicas por la geografía nacional. 'La cosa está que arde quieren extender el PIS por toda España y con suerte, nuestra propuesta, a nivel interestelar', comentaba.
El Partido Irreverente Surrealista cierra su campaña con un mitin a imagen de un día de playa. Convocan para este viernes en una plaza en el centro de Collado Villalba a todos los bañistas urbanos que quieran pasar un buen rato en el último de sus actos irreverentes. Lo hacen con un transfondo más importante del que parece y es el de las protestas que se están viviendo en la capital desde el 15 de mayo. Solidarizados con el descontento actual en la política, Raúl y compañía demuestran que, a pesar de la risa, hay espacio para acordarse de la situación española. Este joven 'político' se siente orgulloso de su arma, la alegría, y asegura que en la siguiente deberá haber el doble. No es mala política después de todo.
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El Mundo (La Trinchera / En campaña con el Pismóvil)
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