Este no era un primero de mayo cualquiera. La cifra de 5 millones de parados/as que en días pasados reflejaban las estadísticas oficiales, no hacía sino añadir una mayor dosis de indignación y de necesidad de salir a la calle. Los golpes sociales que está sufriendo la clase trabajadora en general, y las mujeres y la juventud precaria en particular no se detienen. Frente a ello, este primero de mayo debería haber formado parte de un calendario y un ciclo de movilización contra los planes de Gobierno del PSOE, de la UE, del FMI y de los apologetas de los mercados. No ha sido el caso. La debilidad de nuestras fuerzas es (todavía) grande. La desmovilización, a la que tanto ha ayudado la política entreguista de CCOO y UGT es en este momento la coartada perfecta para que sigamos instalados en esta ola de contrarreformas, de chantajes y de una “paz social” que es el correlato ideal para el Golpe de Estado que las clases dominantes están ejerciendo sobre los/as de abajo.
Sin embargo, sigue existiendo un movimiento sindical que se atreve a resistir. Y también una plural izquierda social y política que sigue situando en la movilización su estrategia para resistir. Y esos espacios son los que se han dado cita en Madrid esta mañana. No para celebrar un ritual. Simplemente, para pelear. Gritar alto y bien claro que es posible y que es necesaria la unidad para luchar. Que no hay lugar para el pacto, para el acuerdo con los salvadores de los bancos. Que nuestra lealtad está con la juventud precaria, con el sindicalismo combativo, con la población migrante, con las mujeres sometidas a dobles jornadas de trabajo y a soportar sobre sus espaldas el ahogamiento del Estado del Bienestar.
La manifestación unitaria del sindicalismo alternativo de Madrid ha estado apoyada por diversas organizaciones sociales y políticas de la izquierda madrileña. Unas 4.000 personas han querido reivindicar un primero de mayo para la lucha y para acumular fuerzas. Un ejemplo de unidad que debe continuar. Es lo que piden los tiempos. La urgencia social y ecológica a la que estamos sometidos no nos permiten demorar más la articulación de espacios amplios para poder salir del drama real de las crisis.
Izquierda Anticapitalista ha participado activamente en la manifestación. Esta era su cita. Una convocatoria que, sin tapujos, ha denunciado pactos sociales y recortes en nuestros derechos. Un animado y más que nutrido cortejo (con mucha gente joven) ha aportado color y voz a la manifestación. Junto a nosotros ha participado el Colectivo de Apoyo al Pueblo Mapuche, una de cuyos representantes ha expresado la lucha de este pueblo en lucha contra el expolio de sus recursos naturales y de sus propias formas de vida. Eso también es el 1 de mayo: internacionalismo en marcha. Distintas luchas, un mismo enemigo: el capitalismo.
La manifestación, con una gran presencia de compañeros/as de CGT, ha terminado en la plaza del Mueso Reino Sofía con diversas intervenciones de los distintos sindicatos convocantes. Al finalizar las mismas, un concierto ha puesto la nota festiva a una fecha para organizar la rabia y la indignación. Porque somos precarios/as, estamos en paro, somos explotados/as pero estamos indigandos/as. Y también movilizados/as.
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