
“Pregunta. En ocasiones se le ha tachado de defensora de la banca. ¿Cómo lo ha vivido desde un sindicato de izquierdas como Comisiones?
Respuesta. Comisiones no es un sindicato de izquierdas. Es un sindicato a secas. Desde hace muchísimos años. No sé qué es un sindicato de clase. Somos un sindicato de carácter general, pero no de derechas ni de izquierdas...”

Por eso no deben causar sorpresa pactos como el alcanzado entre el PP (sector Esperanza Aguirre), COMFIA-CCOO, la UIIC Unión Independiente de Impositores y Consumidores y, ojo al dato, Izquierda Unida. Este acuerdo, de fecha 8 de junio (un día después de las elecciones europeas) tiene como principal objeto el poner a tiro de piedra del ala más reaccionaria del Partido Popular, que Aguirre representa, el control de la segunda institución de ahorro y la cuarta entidad financiera del estado español. Buscando ganar, de esta manera, el pulso que viene librando al otro sector del partido de derechas, aparentemente más moderado, que lidera el actual alcalde de Madrid.
El pacto, llamado “Acuerdo por la Estabilidad y Desarrollo de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid” (colgado en la página web de COMFIA-CCOO) está adornado por toda una serie de apartados superfluos y, cómo no, otros “tranquilizadores”, como la valoración favorable de “los acuerdos alcanzados con la representación de los trabajadores durante el período 1996-2009” y la ratificación de “que los aspectos referidos a las relaciones laborales en la Entidad deben abordarse en un marco de negociación y acuerdo con los Sindicatos representativos...” (punto 9 del acuerdo).


En el contexto de la lucha por el poder en la Caja madrileña, todavía por definir, este pacto “contra natura” arroja mas sombras que luces sobre la situación y perspectivas de las Cajas de Ahorro, dentro de la situación de crisis. Habrá que estar vigilantes sobre los planes de remodelación que se ciernen sobre su futuro, el impacto de todo ello para la economía de los trabajadores y de la ciudadanía, y las consecuencias sobre el empleo en el sector.
Pero, de momento, una de las incógnitas que plantea este acuerdo de Caja Madrid es el grado de coherencia y convicción con la que, tanto CCOO como IU defenderán, a partir de ahora y ante los ataques de la derecha de Aguirre, el carácter público de servicios esenciales, como la sanidad y la educación, al menos en la Comunidad de Madrid.
Pep Juárez, (Secretario de Acción Sindical de la FESIBAC-CGT)

Caja Madrid es uno de los más potentes grupos financieros españoles y nada en los principios de su política de negocios le diferencia de cualquiera de sus competidores: hacen capitalismo financiero puro y duro. Según la especificidad institucional de las cajas de ahorro, los poderes políticos del territorio correspondiente tienen un papel determinante en su Consejo de Administración, en el que participan también representantes de organizaciones políticas con presencia institucional, sindicatos, usuarios, etc. Teóricamente, esta participación debería permitir un “control social” (objetivo que, por cierto figuraba en el programa electoral de IU: ahora podemos entender su significado real), pero en la práctica lo que permite es un reparto del poder, y del “pastel”, entre las diferentes organizaciones que integran el Consejo. Así, por los salones y los sótanos de Caja Madrid se han paseado las sombras de los escándalos político-financieros de los últimos años, desde el “tamayazo” hasta la operación Ciudad Deportiva del Real Madrid, escándalos que, con claridad o con oscuridad, han ensuciado a la izquierda institucional madrileña.
En el formato legal, Caja Madrid es una fuente de financiación privilegiada para las organizaciones que integran el Consejo en forma de créditos y dietas (por cierto, los ingresos de sus representantes de las organizaciones son un misterio, incluso para sus propios afiliados, el menos en el caso de IU). Y, sobre todo, es fundamental para la gestión financiera de las políticas de los gobiernos autonómico y municipal madrileños. Esto explica la guerra declarada entre Esperanza Aguirre y Gallardón por la presidencia de la entidad, guerra que por supuesto no implica desacuerdos políticos de fondo: en particular, ambos privatizan y destrozan los servicios públicos en sus respectivos territorios y ponen su influencia en Caja Madrid al servicio de estos fines.

Con toda probabilidad, así se justificará el pacto con Esperanza Aguirre: es “la que más nos da”. Esta real-politik contamina el discurso refundacional de IU. Así, se habla de “abrir las puertas de IU”, pero esto es lo que entra. Se reivindica “la parte más noble de la política”, pero se hace política innoble.
"El 7-J con luces delanteras" Miguel Romero (Extracto)
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