La crisis económica, medioambiental, energética, social pone de manifiesto las contradicciones y el fracaso del sistema capitalista, a la vez que proporciona una oportunidad histórica y nuevos argumentos para confrontarlo y superarlo. Un sistema capitalista patriarcal que coloca a las mujeres en posiciones sociales y económicas particularmente vulnerables. La pobreza y la precariedad tienen rostros, y las mujeres son una cara visible, en particular las migrantes. Nuestra incorporación en el mercado laboral viene acompañada de discriminación salarial, temporalidad en el empleo, desempleo de larga duración, jornadas parciales y el techo de cristal que nos impide como mujeres alcanzar las metas profesionales para las que estamos preparadas. Para las mujeres jóvenes la situación se agrava con unas condiciones laborales aún más precarias, y las mujeres migradas además se enfrentan a situaciones de racismo.
A pesar de su severo impacto en los sectores de empleo tradicionalmente masculinos, el paro femenino sigue aumentando. A su vez, las mujeres sufrimos de manera acentuada la actual respuesta de los gobiernos social-liberales: el recorte en gasto social y los “regalos” a los bancos. Si la red pública del cuidado era antes insuficiente para liberar a la mujer del ámbito doméstico, el recorte presupuestario fomenta el rol reproductor de las mujeres. Carga a nuestras espaldas y dentro del ámbito familiar la prestación de cuidados y la falta de recursos, y nos abandona entre las personas necesitadas de asistencia.
Las respuestas reformistas del PSOE se revelan como parches. La Ley de Dependencia no cuestiona la división sexual del trabajo; la Ley de Igualdad y la de Violencia de Género, entre otras, sufren la falta de presupuesto y no cuestionan muchas de las premisas patriarcales que organizan nuestra sociedad, y la futura Ley del Aborto cede ante los ataques por parte de la derecha más recalcitrante y homófoba.
Por todo ello, reivindicamos medidas contra la precariedad. Exigimos la redistribución y socialización del trabajo de cuidado, la reducción de la jornada laboral, el incremento y la igualdad de los salarios. Reclamamos la creación de empleos de calidad para tod@s en nuestro camino hacia la construcción de una nueva infraestructura social basada en la educación, la sanidad, la cultura, el deporte, el ocio y la protección del medioambiente. Solamente gestionando los recursos de tod@s entre tod@s podremos redistribuirlos para emplearlos en lo que realmente importa. Demandamos el derecho a decidir libremente sobre nuestros cuerpos. Exigimos la separación de la Iglesia y el Estado. El aborto no es un delito, es un derecho. ¡Fuera del código penal y en la sanidad pública ya!
En el 8 de marzo de este año comprobamos, de nuevo, que las respuestas aportadas por la lógica del capital son contrarias a la igualdad de la mujer. Desde Izquierda Anticapitalista pensamos que es necesario transformar las reglas de este juego y articular un proyecto que ponga la centralidad en el bienestar de las personas. Hoy, más que nunca, entendemos la lucha contra la opresión de las mujeres dentro de una propuesta de cambio radical de la sociedad que unifique reivindicaciones, que sea global y socialmente justo. Un proyecto revolucionario de emancipación de las mujeres, de las clases populares, de los pueblos oprimidos y, en general, de tod@s l@s que estamos cargando con el peso de las contradicciones del capitalismo patriarcal
¡Frente a la crisis actual! ¡Respuesta feminista!
Izquierda Anticapitalista
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