Madrid no necesita unos juegos olímpicos en 2016

Tras meses de fastos y derroches, con la patética traca final de David Bisbal, falta tan solo un día para que los miembros del COI decidan si le conceden a Madrid los Juegos Olímpicos de 2016 o si, por el contrario, optan por Rio, Chicago o Tokio. A pesar de ser la administración municipal más endeudada del Estado, con cerca de 7000 millones de euros de déficit, el Ayuntamiento de Madrid sigue malgastando dinero público para promocionar su candidatura olímpica. Una ciudad llena de obras, con una planificación urbanística caótica, con una red vial siempre saturada y que privilegia el transporte privado frente al público y con tremendas carencias en infraestructuras sociales. Esta es la ciudad que Gallardón quiere convertir en sede olímpica, a mayor gloria propia y de sus eternas aspiraciones para convertirse algún día en Presidente del Gobierno. Estos Juegos, además, han sido avalados por el Gobierno central, en cumplimiento de las garantías que exige el COI, con una inversión total de 15.435 millones de euros, de los que 93,8 serán para instalaciones deportivas, 14.761 para infraestructuras y 550 para seguridad. Unas cifras que contrastan con los “limosnas” destinadas a los parados que hayan agotado la prestación al desempleo, unos 642 millones de euros en total.

Si el empeño del PP madrileño y de su máximo edil puede no resultar muy extraño si lo es, por el contrario, el de la izquierda institucional y los sindicatos mayoritarios ¿qué lleva al PSOE y a IU a apoyar sin matices esta candidatura? ¿ cómo puede ser que CCOO y UGT aprueben este dispendio y el que supondría albergar los Juegos en lugar de estar en la calle reclamando mejoras en los precarios derechos laborales de los trabajadores madrileños? La respuesta es clara: la realpolitik. La misma que hace que en Caja Madrid ya exista un pacto entre PP, PSOE, IU y los grandes sindicatos para repartirse los cargos de gobierno de la entidad sin el menor sonrojo.

En todo caso, un organismo como el COI, corrompido hasta la médula, donde todo se compra y se vende, puede acabar evitando que los madrileños y las madrileñas tengamos que sufrir otro castigo más con las nuevas obras que conllevaría ser sede olímpica, algo que los grandes especuladores y constructores patrios esperan para reflotar sus decadentes negocios. Para conseguirlo, cuentan con el apoyo del Presidente de Honor del COI, José Antonio Samaranch, antiguo procurador franquista que jamás ha pedido perdón por su pasado tenebroso. Sin embargo, la ambición de Lula de terminar su mandato con la guinda que supondría albergar los Juegos en Río o las presiones de Obama para que se celebren en Chicago pueden hacer que Madrid se libre de esta pesada losa.

Pero también es necesario hacer autocrítica: desde la izquierda alternativa y los movimientos sociales no hemos sido capaces de levantar una campaña organizada contra los Juegos, permitiendo que las proclamadas cifras de apoyo popular, bien sean ciertas o inventadas, sean difíciles de contestar. No obstante, nos gustaría saber qué piensan los madrileños y las madrileñas de los cientos de miles de euros que está gastando el Ayuntamiento durante estos días en Copenhage en la manutención de las 300 personas que componen la comitiva, con jamones ibéricos y catering del Txistu incluidos.
La sumisión de todas las fuerzas políticas de la izquierda institucional en este asunto a los intereses del poder establecido reafirman una vez más la necesidad urgente de reconstruir una izquierda amplia cuyas únicas lealtades estén con los y las de abajo. Una izquierda insumisa a los compromisos con los poderes fácticos, sean olímpicos, bancarios o monárquicos. Una izquierda que luche en la calle y no mercadee en las instituciones. Una izquierda que haga lo que diga y diga lo que haga. A esa tarea convocamos a todas las personas que, durante estos días, vuelven a indignarse con el “consenso olímpico” mientras las cifras del paro no paran de crecer. Madrid necesita esa izquierda, no unas olimpiadas.

Comunicado de Izquierda Anticapitalista-Madrid (1 de octubre de 2009)

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