Crónica Anticapitalista del 23F en Madrid: un tsunami sacude Madrid.

Verde, blanca, negra, naranja, azul. De norte a sur, de este a oeste. Pero todas abajo y a la izquierda. Ayer 23 de febrero decenas de miles de personas provenientes de diferentes mareas, asambleas barriales, colectivos, sectores en lucha y a título individual confluyeron en Madrid para convertir las calles en un clamor contra el expolio del capital y sus lacayos.

Cuatro columnas marcharon desde distintos puntos del centro para converger en torno a Neptuno y colapsar el centro urbano incluso horas después de la hora prevista de finalización. Un Congreso vaciado de cualquier carácter democrático y soberano, sometido al dictado de los mercados internacionales y sitiado por cientos de policías, contrastaba con la rebeldía y dignidad de una calle en lucha convertida en potencia constituyente. 32 años después del fallido golpe de Estado perpetrado por militares fascistas, el pueblo volvió a salir a la calle contra el actual golpe de los mercados y en defensa de nuestros derechos y conquistas sociales. La dictadura de los mercados cambia hoy los tanques por los tecnócratas, las Juntas Militares por los políticos corruptos, las torturas por los recortes, los cuarteles por una deuda ilegítima. No debemos, no pagamos. Y en la calle se lo gritamos.
Desde Izquierda Anticapitalista apostamos desde el principio por esta convocatoria de Marea Ciudadana. Hemos participado, como un colectivo más, codo con codo, en todas las reuniones previas de organización, aportando apoyo logístico y legal a los preparativos y a la propia manifestación. Paralelamente, ayer desplegamos un cortejo propio, que volvió a convertirse en un altavoz alegre y combativo al que se sumaron cientos de personas. "El próximo desahucio que sea en la Moncloa", "El problema es el sistema" o "Anticapitalistas" fueron coreados enérgicamente por quienes luchamos contra la corrupción, el robo y el enriquecimiento de unos pocos a costa de la mayoría.

Y desde Izquierda Anticapitalista seguiremos apostando por mantener, extender y consolidar la coordinación de los sectores en lucha después del 23F. Desde la riqueza y diversidad de cada conflicto, pero desde la firme convicción de que el camino pasa por juntar luchas y luchar juntas. Si nuestro enemigo es común, unitarias deben ser nuestras respuestas. Nuestra dispersión es la mejor arma del 1%; nuestra unidad, su principal temor. Devolverles el golpe a los mercados para que el miedo cambie de bando. Este 23F no ha sido ningún final, sino todo lo contrario: debe ser el principio de una convergencia creciente entre espacios y colectivos en lucha. Las mareas se han vuelto tsunami. Ya es hora de que la ola golpee la costa.
El 23F solo es el principio

Unamos las luchas

Gobierno dimisión

No debemos, no pagamos

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