Propuestas para continuar la lucha y para construir candidaturas unitarias de la izquierda alternativa en las elecciones municipales y autonómicas de 2011.
La Huelga General del 29-S ha sido un notable éxito que muestra el malestar social acumulado ante las políticas de Zapatero y los intentos de que la crisis la paguemos tod@s.
Asistimos a un verdadero ataque concertado a escala de la Unión Europea contra los derechos sociales, que busca aprovechar la crisis para provocar una derrota histórica del sindicalismo, del movimiento obrero y los movimientos sociales y pulverizar las regulaciones sociales todavía existentes. Todo ello se junta con la deriva racista que se está dando en muchos países europeos y que tiene sus expresiones más visibles en la campanya xenófoba de Sarkozy contra el pueblo gitano y en el ascenso electoral de la extrema derecha.
Organizar la resistencia social, en el conjunto del Estado español y de la Unión Europea, es la tarea primordial que tenemos por delante. La Huelga General no puede quedarse en un hecho aislado, sino que debe constituir un punto de inflexión para iniciar un nuevo ciclo de movilización social y traducir el malestar social en lucha colectiva. Ofrecer una perspectiva de continuidad es ahora mismo el objetivo prioritario.
Para ello hará falta impulsar un plan de lucha lo más unitario posible, buscando la unidad del sindicalismo alternativo, disperso en varias organizaciones, de los movimientos sociales y de los sectores combativos que están en los grandes sindicatos. Y también mantener una orientación unitaria hacia los grandes sindicatos, sobre la base de una política de movilización, sin subordinarse a su agenda, y que presione a las direcciones sindicales mayoritarias para que opten por la movilización y eviten recaer en el agujero del “diálogo social”, lo que supondría dilapidar la fuerza y la autoridad que han empezado a ganar el 29-S.
Es preciso reconstruir un sindicalismo combativo y de lucha, solidario y respetuoso con los movimientos sociales; hay que fortalecer también los propios movimientos sociales, revitalizar el movimiento vecinal y el conjunto del tejido asociativo e ir reconstruyendo una cultura de la solidaridad y la movilización.
Pero junto con esto necesitamos también avanzar en la construcción de una alternativa anticapitalista. La crisis actual pone de manifiesto los límites de la izquierda mayoritaria para transformar la sociedad, para garantizar una vida digna a toda la población trabajadora, una convivencia libre de mujeres y hombres y para hacer frente a la crisis ecológica. Necesitamos una izquierda que recupere la ética política frente al descrédito generalizado de los representantes públicos fruto de los numerosos escándalos de corrupción y de la profesionalización que afecta a todos los partidos con representación institucional. Una ética de la política y una desprofesionalización de la misma que no puede llevarse a cabo sin una ruptura con el modelo del “ladrillazo”, que ha supuesto una perversión social, ambiental y urbanísitca, que ha tenido como eje constructor la puesta a disposición de lo público (el territorio, el uso de las arcas municipales y de las instituciones) al servicio del interés privado (políticos profesionales, cargos de confianza, promotores, constructores, grandes hoteleros...). Ésta ha sido la base material de la multiplicación de la corrupción y también de prácticas legales permitidas y consentidas pero que tienen la misma lógica. No puede haber nostalgia de un modelo insostenible que ha beneficiado a unos pocos, mientras se consolidaban sectores productivos cuyo fecha de caducidad estaba prevista y con ella el empleo de millones de trabajadores.
El PSOE, junto con la socialdemocracia europea, hace años que se convirtió en un partido social-liberal, desprovisto de cualquier voluntad de transformación social y atado de pies y manos a los intereses del mundo empresarial. El giro de la política económica de Zapatero en los últimos meses, su vasallaje respecto a los dictados de los mercados financieros internacionales, así como su cada vez más exaltado españolismo no ha hecho más que profundizar esta dinámica. Son estas políticas las que están aumentando la tendencia a la creciente abstención de amplios sectores de la izquierda, faltos de una alternativa creíble, facilitando así la victoria electoral del PP.
Izquierda Unida ha radicalizado su discurso crítico respecto a la política del PSOE, se ha implicado en campañas unitarias, como la Contracumbre frente a la presidencia española de la Unión Europa y ha tenido un compromiso real y una movilización efectiva de muchos de sus militantes en la Huelga General. Consideramos que éstos son datos positivos que nos han permitido coincidir en la acción. Pero lamentablemente IU mantiene orientaciones y decisiones politicas con un peso determinante en su proyecto basadas en una lógica de subordinación institucional al PSOE, a cuyas órdenes sigue “gobernando” en muchos ayuntamientos, gobiernos autonómicos y diputaciones provinciales, aplicando y siendo corresponsable de políticas social-liberales, como demuestran sus votos favorables a los planes de ajuste en los Parlamentos catalán y asturiano. Este curso puede acentuarse si obtiene, como parece probable, algún crecimiento electoral en próximas elecciones: por ejemplo, la dirección de su Federación más importante, la andaluza, desearía un pacto de gobierno con el PSOE en la Comunidad tras las próximas elecciones. El proceso de Refundación ignora estos problemas vitales para mantener los consensos internos en la dirección. Esta política quizás dé réditos electorales, pero va en sentido contrario al nuevo ciclo de luchas que es posible y necesario y en el que sabemos que creen muchos militantes de IU.
Los nuevos proyectos para construir un partido verde aparecen ligados a Los Verdes europeos de Cohn-Bendit y con Iniciativa per Catalunya-Verds como uno de sus modelos autóctonos. A pesar de presentarse con una retórica renovadora y dinámica, teniendo en cuenta sus referentes europeos, su aspiración básica es ganarle un espacio a la socialdemocracia para, a continuación, pactar con ella. No estamos ante una corriente política nueva y podemos y debemos analizarla respecto al balance de organizaciones similares, particularmente los Verdes alemanes. Desde el punto de vista de la participación en el poder han obtenido y obtienen logros considerables, pero de su proyecto original de transformación social, pacifismo radical y alternativa ecologista al capitalismo no ha quedado ni rastro.
En esta situación, necesitamos construir una herramienta de combate eficaz, que cimente la actividad política en la base de la sociedad y no en las instituciones, que rechace la profesionalización de la política, que aparezca en ruptura con el ultraliberalismo económico del Gobierno, opuesta a la Constitución monárquica de 1978 y favorable al derecho de autodeterminación de las naciones oprimidas del Estado español, que sea leal con las luchas y movimientos sociales y tenga una clara perspectiva de ruptura con el capitalismo. Una alternativa anticapitalista, ecologista, feminista e internacionalista.
Se trata de articular un polo de radicalidad independiente del PSOE y ligado a las luchas sociales.
Para avanzar en esta dirección no hay ni atajos ni fórmulas mágicas. Será un proceso que hay que construir sin precipitación, reflexionando, debatiendo y volviendo a reflexionar y debatir, buscando siempre la confuencia de gentes diversas, que hoy están en distintas organizaciones o que forman parte de los movimientos sociales. Pensamos que hay que buscar esa confluencia en muchos espacios, coincidendo en unos y quizás no en otros.
Creemos que uno de esos espacios es el terreno político y electoral. Sabemos muy bien, por propia experiencia, las dificultades y los obstáculos que la izquierda radical tiene que enfrentar en este terreno. Pero pensamos que hay que afrontarlos y seguir buscando cómo disputarlo a la izquierda institucionalizada que lo monopoliza. Las elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2011 son una buena ocasión para ello. Iniciativas como la candidatura unitaria Des de baix a las elecciones al Parlament de Catalunya van ya en esta dirección
Por ello, desde Izquierda Anticapitalista proponemos al conjunto de la izquierda social y política del Estado español organizar unitariamente listas anticapitalistas, ecologistas, feministas e internacionalistas para las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo del 2011, con el objetivo de juntar los máximos esfuerzos y voluntades posibles, y buscar resultados electorales significativos en aquellos lugares donde existen posibilidades razonables de lograrlos si dedicamos los esfuerzos comunes necesarios. Para ello, nos dirigiremos a las organizaciones con las que coincidimos en las luchas y las y los activistas sociales comprometidos para proponerles comenzar a dar pasos concretos en esta dirección. Unas candidaturas que sirvan también para poner frenos a la lógica del modelo judicial policial y penal del Estado de excepción en Euskal Herria y que sirvan para apoyar e impulsar un verdadero proceso de paz y reconciliación en vista de los importantes movimientos políticos que allí se están produciendo en los últimos meses.
En un reciente artículo publicado en Diagonal, Tomás Rodríguez Villasante afirmaba “sólo si hay pruebas de credibilidad prácticas, contando con la mayoría del mapa de actores transformadores de cada localidad, y haciendo las apuestas generosas, que signifiquen un cambio de rumbo claro, podemos re-encantarnos algunos, que somos muchos.” En Izquierda Anticapitalista compartimos este enfoque y queremos realizar esa “apuesta generosa”.
En nuestra opinión, esas listas unitarias deberían tener estas tres características:
-un programa anticapitalista, ecologista, feminista, antirracista y de ruptura con el actual modelo económico y social, donde la defensa de un cambio radical del modelo urbanístico imperante y el fomento del transporte público y no contaminante, la autogestión de servicios públicos municipales o la defensa de la democracia directa en la toma de decisiones en distintos ámbitos de las ciudades sean señas de identidad claves de la candidatura, así como la ruptura con el modelo de Estado heredado de la transición política.
-Una perspectiva de independencia absoluta respecto al PSOE y a los gobiernos social-liberales en comunidades, ayuntamientos y diputaciones provinciales y de oposición frontal a la derecha y a sus políticas.
-Un rechazo de la profesionalización de la política. Las listas deben estar formadas por activistas sociales, trabajadoras y trabajadores, parad@s, que formen parte o no de organizaciones políticas, con límites de permanencia en cargos, rotaciones y techos salariales.
Pensamos que estas ideas se comparten ampliamente en la izquierda política y social y pueden servir de base para acuerdos políticos y organizativos que den lugar a candidaturas unitarias que agiten y limpien las aguas estancadas de la política electoral de la izquierda española.
Más allá de las cuestiones electorales, Izquierda Anticapitalista seguirá trabajando con energías renovadas para que se consolide el nuevo ciclo de movilización social y para construir en él, junto con compañeras y compañeros con quienes ya estamos codo con codo en las luchas, esa cada día más necesaria “izquierda de izquierdas”.
13 de octubre de 2010 Declaración de Izquierda Anticapitalista
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