En pleno mes de agosto pudimos descubrir lo que nombra el gobierno regional "la política de la Comunidad de Madrid de potenciar las bibliotecas de distrito que puedan dar más y mejores servicios a los vecinos". Se trata concretamente de una "reorganización" de las bibliotecas del distrito de Salamanca que se traduce simplemente por el cierre definitivo de dos bibliotecas públicas de Barrio.
Con el siguiente lacónico y cínico escrito en el apartado novedades de la subdirección general de bibliotecas: "A partir del 17 de agosto, la Comunidad de Madrid traslada los servicios de lectura pública de las Bibliotecas Públicas Menéndez Pelayo y Concha Espina a la Biblioteca Pública Manuel Alvar, la biblioteca de referencia del distrito de Salamanca". Se anunciaba el cierre de dos bibliotecas que prestan servicio a los madrileños desde 1926.
Hasta la fecha estos establecimientos representaban juntos 188 puestos de lectura, 7.000 préstamos mensuales de media, 85.400 fondos documentales, y servicio de proximidad tanto para el préstamo de libro y lectura como un autentico acercamiento local a la cultura y lugar de primer orden donde estudiar.
El traslado de sus servicios (¿?) a la Biblioteca Pública de referencia del distrito Manuel Alvar supone una indiscutible masificación, puesto que ya alberga 450.000 Fondos y cuenta con 240 puestos de lectura. Pero no se puede detener la modernidad que no el progreso: pasar de tres a una biblioteca en el barrio es el concepto de los conservadores madrileños al poder de "dar más y mejores servicios a los vecinos".
Lo que podemos sospechar de los cálculos de Esperanza Aguirre, es que nos prepare una modernización capitalista de la misma forma que la lanzo sobre la sanidad pública. Con la Área Única "podrás elegir quien y donde te cuiden", pero la edificación de hospitales no se traduce por un incremento de la cantidad de camas, la concesión de la gestión a agentes con animo de lucro no significa mejora del servicio y una construcción estética y moderna sin dotación no significa mayor servicio a la proximidad.
¿Defenderemos nuestras bibliotecas municipales públicas, gratuitas y cercanas? El gobierno abre un nuevo frente que fijo no sera el último en su revolución conservadora y capitalista pero después del Barrio Salamanca ¿a que municipio o pueblo se atacara?
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2 comentarios:
¿Cuál es la mejor forma de luchar contra esto? Yo que he sufrido la masificación de Manuel Alvar en épocas de exámenes, preveo un colapso bestial durante los parciales del año que viene. Todavía me acuerdo del intento de hacer de pago el préstamo de libros. Son una tras otra, y de golpe y porrazo nos dejan sin cultura y sin lugares de estudio. También me hace gracia que se refieran a Manuel Alvar como la hostia, cuando a veces buscando un libro puedes morirte, literalmente. Al menos en la de Menendez Pelayo eran los propios trabajadores los que te sacaban el material, símplemente entregándoles el número de identificación del libro o del CD. Dicho esto, ¿hay alguna forma de reclamar al gobierno de madrid que esta medida es una puta mierda?
Neptuno,
Me dejaste un poco dubitativo con tus dos preguntas una en introducción y otra en conclusión, no se verdaderamente si es algún elemento de repuesta que esperas aquí o si se trata de un grito de impotencia. Me atrevo sin embargo a contestarte algo.
Luchar contra esta barbaridad, como contra muchas de las medidas decadentes de estos últimos años en Madrid pero no solo en la capital, que en resumen quieren vendernos modernidad por progreso, es una tarea pesada. Esta farsa o estafa lo debemos combatir creo a dos niveles:
-Uno directamente donde afecta a la gente organizando como se puede con iniciativas empezando atomizadas para intentar alertar los usuarios, los afectados del barrio, etc. Para que se nieguen a aceptar la política de los hechos consumados. Una biblioteca con un cartel cerrado no significa que debas dedicarte a poner la tele, lo que te insta es a organizar la movilización de los usuarios para exigir la apertura inmediata y sin condición de un servicio publico de primera necesidad. No vale el argumento se nos agoto el presupuesto y aprieta la crisis, los madrileños están regalando jamones ibéricos en contenedores en Copenhague, ¿y no podemos tener abiertas dos bibliotecas? El radicalismo o el extremismo no es mi rechazo sino la política económica liberal y la filosofía anti-social de los dueños de Madrid.
-Por eso creo que hay un segundo nivel de disputa, la lucha para contrarrestar estos políticos que quieres que la economía de mercado organice cada rincón de nuestras vidas. Esta lucha tiene una dimensión política e ideológica obviamente pero otra vez la culpa la tiene los que sujetan la sociedad por el mango, no un militante revolucionario “arrinconado”. Creo que el titanesco trabajo que tenemos que asumir sin mas dilatación, es justamente decirle al Gobierno que su medida es un puta mierda y que no la acatamos. Para eso hace falta salir del aislamiento y la atomización para gritar colectivamente sobre un problema local y puntual pero también a un nivel global y general.
Para acabar con una nota optimista, tengo la convicción que los madrileños muy paulatinamente se están despertando de su letargo abnegación, y el trabajo de todos los que se tomaron la pastilla Roja que nos saca de la Matrice es de hacer todo lo posible para acelerar este despertar. ¿Te apuntas?
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