Disturbios en Pozuelo

La noche del pasado sábado se produjo una batalla campal entre jóvenes que asistían a las fiestas de Pozuelo y las fuerzas de la Policía Nacional y Municipal. Según los medios de comunicación, el enfrentamiento duró más de tres horas, durante las cuales fueron destrozados varios coches de policía y una furgona de antidisturbios, y alrededor de doscientas personas intentaron asaltar la comisaría de Policía Nacional. Según testimonios de gente que estuvo ahí, la policía se vio obligada a retroceder en varios ocasiones ante la lluvia de piedras y botellas lanzada por lxs jóvenes. Era llamativo el nivel de organización y determinación de lxs chavalxs, que se repartían por grupos para controlar la zona y repeler los ataques de la policía. Hay varias versiones acerca del comienzo de la reyerta: quizás comenzó cuando la policía intervino brutalmente para impedir una pelea, o quizás cuando intentó disolver a lxs jóvenes reunidos en las fiestas pasada la medianoche.
El Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón (PP) debe estar bastante preocupado por lo ocurrido. No en vano es uno de los municipios con más policías por habitante, muy por encima de lo recomendado por la Unión Europea. En los últimos años, además de acometer una reforma urbanística integral del municipio, que ha transformado las avenidas principales en una especie de jardín-escaparate, el Ayuntamiento ha multiplicado la presencia policial hasta límites absurdos. Las fiestas patronales de los últimos años se han visto invadidas por bandas de policías que patrullan constantemente el recinto y vigilan masivamente las salidas, tratando así de acabar con todo desorden y conflicto.
Vemos que el efecto logrado es precisamente el contrario: lo único que han conseguido es acrecentar el odio y el rechazo de buena parte de la juventud contra la policía.

Creo que nos equivocamos si, como hacen algunos comentaristas, caracterizamos a los chavales simplemente como pijos o niños de papá bajo los efectos del alcohol. Es cierto que Pozuelo es una ciudad rica, según dicen el municipio del Estado español con más renta per cápita. Pero también es cierto que en Pozuelo hay gente de clases sociales muy distintas, y no tiene nada que ver la gente de las urbanizaciones de chalés del extrarradio con los habitantes de Pozuelo-pueblo. En Pozuelo, como en el resto de ciudades del noroeste de Madrid, hay una importante comunidad de inmigrantes latinoamericanos, cuyas condiciones de vida distan mucho de las de los burgueses que hacen subir la media de renta per cápita en Pozuelo.
Según gente que estuvo allí, lxs chavales que participaron en la revuelta eran en una buena parte de origen inmigrante, en otra kinkis de origen español. En todo caso, es un error caracterizar la pertenencia social de los jóvenes simplemente por su situación familiar (hijos de burgueses). La juventud es una etapa transitoria, en que si bien el nivel de vida está determinado por el origen familiar, la futura situación social no está aún clara en la consciencia de los jóvenes. Esta situación de indeterminación hace que la juventud pueda radicalizarse fácilmente, rechazando la ideología transmitida por la familia, la escuela y el Estado. Es por ello por lo que la juventud ha jugado a menudo en la historia un papel autónomo en la lucha de clases, pudiendo servir de chispa que encienda la revuelta de otros sectores oprimidos.

No se trata sin embargo de idealizar toda explosión de violencia social y enfrentamiento con las fuerzas del orden: recordemos, hace un año, los disturbios con motivo de la victoria de la Euro Copa 2008 por parte de la selección española de fútbol, que fueron hegemonizadas por bandas fascistas y estuvieron plagadas de agresiones racistas, todo ello bajo el signo de la bandera española.
En este caso, la revuelta tuvo posiblemente como desencadenante la intrusión de la policía en las fiestas intentando impedir que continuase la diversión. La motivación no fue en ningún caso política. Pero tampoco podemos reducir la rabia que allí se manifestó al pedo y el cabreo por no poder seguir la fiesta. La batalla, prolongada durante buena parte de la noche muestra que, más allá del desencadenante inicial, hay en lxs chavalxs un odio visceral contra las fuerzas del orden, y posiblemente un sentimiento de alegría por poder por fin hacerles frente de manera colectiva.

De todo ello, como revolucionarixs, no podemos sino alegrarnos: se trata de un buen comienzo para un curso político que va a estar sin duda marcado por el aumento del control represivo del Estado y los ataques contra los trabajadores. Nuestro papel es hacer que esta radicalidad se politice y se transforme en una voluntad de lucha consecuente contra el sistema.

Alex M (militante de IA)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece bonito eso que aplaudais el kaos callejero,si en lugar de quemar coches de policias hubieran apaleado a algun joven de izquierdas fijo que os habria indignado,sois demasiado predecibles a la hora de comentar cualquier noticia...

suerte

Doud dijo...

Creo que el autentico kaos en España no es fruto hoy de la juventud, ni si quiera alcalizado con el botellón de fin de, sino el panorama desesperante de su perspectivas sociales y laborales.
¡El 43% de la población activa de menos de 25 años está en el paro! Lo muy preocupante no es un disturbio en Pozuelo sino la ausencia de disturbio cada fin de semana en todo el país.
Y lo muy previsible es que algunos como tú, vengan a este blog a solicitar encontrar los mismos comentarios que pudieras leer en la prensa al servicio de los empresarios acomodados o los políticos institucionales de turno, que por cierto nos llevaron a esta situación. ¿O no es cierto que estos están al mando desde hace muchos años y dejaron la juventud tal como se encuentra?