Cuando lo mínimo se convierte en máximo

Izquierda Anticapitalista de la Sierra de Guadarrama estuvo presente en otra de las medidas limitadoras de la participación democrática de los vecinos que viene llevando a cabo el PP en las localidades serranas donde gobierna.

Tal como venía avisando el grupo municipal de IU en la localidad serrana de Guadarrama, el equipo de gobierno del PP siguiendo la línea marcada por su partido en otras localidades de la zona ha decidido mediante reglamento de funcionamiento y gracias a su mayoría absoluta suprimir los plenos municipales por las tardes y trasladarlos a las mañanas, no sea que a los vecinos se les ocurra acudir y manifestar su inconformidad con las medidas a aplicar por el partido popular.
Ni siquiera pudo esgrimir para justificar tal decisión la inasistencia de vecinos a los plenos, pues el salón de actos estaba repleto de gente. De todas formas ya sabemos que este partido no acostumbra justificar sus deciciones, y menos si se trata de medidas que pueden ser impopulares, como el limitar de forma considerable la asistencia a los plenos, poniéndolos a horarios incompatibles con la jornada laboral de la mayoría de los ciudadanos.

Por si no fuera poco, tal reglamento interno aprobado por la mayoría del pp en el ayuntamiento de Guadarrama contempla la celebración "bimensual" de los plenos, cumpliendo con la legalidad que establece que "como mínimo los plenos han de celebrarse cada dos meses". Sí señor, aplican la misma regla que los empresarios con los convenios colectivos, al tomar lo mínimo como si fuera el límite máximo a aplicar.

Y es que parece que la alcaldesa considera suficiente presentar a los vecinos sus medidas cada dos meses y por las mañanas, deben pasar tan pocas cosas dignas de interés en ese pueblo, que hasta las intervenciones de la oposición se limitan también en número, es decir un número maximo de intervenciones, y en tiempo, no más de ¿59 segundos? por intervención.

Lo más triste de esta noticia, no es que en Guadarrama se pasen los plenos a las mañanas y se limiten las intervenciones de la oposición y de cualquier ciudadano que quiera saber y quizá participar con preguntas al equipo de gobierno en los plenarios municipales al coincidir con su jornada laboral.
Quizá tampoco lo sea el hecho de que esta medida se lleva implantado desde hace años por el PP allá donde gobierna.

Posiblemente, lo más triste del asunto, es que tales medidas limitadoras de la participación democrática de los ciudadanos también se han puesto de moda en Villalba, ese municpio gobernado por un PSOE preocupado de que le puedan echar en cara su giro a la derecha, tanto en su postura respecto a la especulación urbanística cerca de la estación, su despido de "cimco" empleados díscolos, la cesión de terreno para un "moderno" hospital a medio privatizar, etc. Ya pudimos comprobar en los carnavales de Villalba lo mucho que le gusta censurar a quienes no comparten sus "democráticas" decisiones.

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