El pasado sábado pudimos disfrutar de una magnífica charla-coloquio en torno a la defensa de la enseñanza pública y de calidad. La energía que las ponentes transmitieron con su charla nos hizo entrar pronto en calor, olvidando el gélido temporal que hacía fuera.
Empezó la charla Cecilia Salazar, profesora de Filosofía en Secundaria, contextualizando la ola de protestas de la Marea Verde en el marco de los ataques que viene sufriendo la educación pública tras el estallido de la crisis, ataques que en Madrid ya conocemos bien, y que se pretenden extender al resto del Estado tras la victoria del PP.
La compañera Cecilia nos relata cómo el pretendido aumento de la jornada lectiva del profesorado de 18 a 21 horas no es más que una excusa para, por ejemplo, suprimir aulas de enlace (aulas en las que los alumnos y alumnas inmigrantes que no saben español tienen atención personalizada para lograr la adquisición del idioma), servicios de biblioteca, tutorías... dando lugar a situaciones en las que se resiente fuertemente la calidad de la enseñanza. Nos comenta también los planes apuntados recientemente por el Ministro de Educación, entre los que se encuentran aumentar el Bachillerato a 3 años y disminuir la ESO de 4 a 3, dejando la puerta abierta a la entrada masiva de la educación concertada en el Bachillerato, algo que en la actualidad sucedía de manera muy limitada. La receta nuevamente es aumentar los conciertos para aumentar la segregación y el adoctrinamiento (la enseñanza concertada y la totalmente privada representan el 48% de la enseñanza en nuestra región, siendo de carácter católico 2/3 de los centros que se ubican en dichas modalidades.
Seguidamente tomó la palabra Vanesa Díaz, estudiante universitaria perteneciente a la plataforma Juventud Sin Futuro. Nos cuenta cómo la enseñanza pública universitaria sufre los mismos ataques, esta vez con el nombre de Bolonia y Estrategia 2015. El objetivo en este caso es llevar la lógica empresarial al mundo de la universidad, fomentando la competencia descarnada entre las/os profesoras/es, alumnas/os, departamentos, facultades, universidades... para lograr financiación pública: el mecanismo se reduce a "cuanta más financiación privada logres, más financiación pública podrás obtener", es decir, cuanto mayor peso tengan criterios como la rentabilidad económica a la hora de implantar carreras o diseñar planes y metodologías de estudio, a más recursos públicos se podrá acceder. Los encargados de implementar esta lógica perversa son los Consejos Sociales Universitarios, órganos cuyo papel se resume citando algunos nombres de quienes los componen: César Alierta (presidente de Telefónica) en el caso de la UNED, Juan Manuel de Mingo (ejecutivo de El Corte Inglés), Carlos Álvarez (Fundación Mapfre), José Luis Sotoca (Farmacéutico) en el caso de la UCM, o Manuel Pizarro (¿os suena?) en la UAM. Las nuevas reformas pretenden que el Consejo Social tenga cada vez más peso en el control de la Universidad, llegando incluso a poder nombrar al rector o rectora que crean conveniente.
El encargado de cerrar la exposición y dar paso al debate fue Jaime Pastor, profesor de la UNED. En su charla nos advierte ante la cada vez mayor presencia de las empresas en la Universidad y la consecuente especialización de estudios que esto conlleva, entre otros males. Así, sucede que un centro de conocimiento y aprendizaje cuya naturaleza de ser es holística, y en el que el estudio se nutre de distintas variables y tiene vocación universal, se está convirtiendo en un lugar de aprendizaje exclusivamente técnico, parcelado y alejado de la realidad social. Se pretende crear trabajadores y trabajadoras sumisas y dependientes del orden establecido, no personas "librepensadoras" y críticas con lo que les rodea.
En definitiva, el objetivo no es otro que el de llevar la enseñanza pública a niveles tales de degradación, que la sociedad se eche en brazos de la enseñanza privada como la única capaz de ofrecer calidad. Es la estrategia que el neoliberalismo ha aplicado siempre que ha tenido que gestionar la cosa pública: "deconstrucción" y degradación.
El coloquio posterior fue muy jugoso, con especial mención al debate entre "lo público" y "lo común". ¿Son lo mismo? ¿Qué relación guardan entre sí? ¿Cómo nos ubicamos en relación a estas dos nociones?. Creo que hubo un cierto consenso en que "lo común" está por encima de "lo público", y en que el horizonte de "lo común" sea nuestro referente en la lucha por la defensa de unos servicios públicos y de calidad.
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