El paquete de medidas del “Plan de Ajuste” del gobierno de Zapatero- que incluye, entre otras, la reducción de las retribuciones de los empleados públicos en un 5% de media y su congelación en 2011; la suspensión de la revalorización de las pensiones para el 2011; y 6.045 millones de euros de recorte en la inversión pública- ha sido presentado a los colectivos de gente trabajadora perjudicados y a la ciudadanía en general como algo “necesario” e “inevitable”. TAL AFIRMACIÓN NO ES CIERTA.
Contrariamente a lo que vociferan la derecha mediática y el PP, el Estado español no se ha endeudado gastando en servicios sociales o desparramando recursos sobre la clase trabajadora. Al contrario, su endeudamiento proviene de un gasto profundamente regresivo: el rescate de los bancos cuya actuación irresponsable se encuentra en el origen de la crisis.!! Durante años los gobiernos han ido desmantelando los mecanismos fiscales progresivos (los más equitativos), reduciendo su capacidad de recaudación. Ya lo denunciamos con nuestras críticas a la supresión del impuesto sobre patrimonio y las sucesivas reformas del IRPF.
Por eso ahora el Estado, desprovisto de mecanismos recaudatorios capaces de obtener recursos de quien más tiene y con sus ingresos seriamente reducidos debido a la misma crisis, no ha tenido más remedo que endeudarse... ¡¡precisamente con los mismos a los que estaba salvando!! Mientras, paradójicamente la banca y los grandes grupos financieros hacen un negocio redondo aprovechándose de la situación de crisis de la que son responsables y apropiándose de recursos públicos: tras recibir liquidez al 1% de los bancos centrales (subvención pública indirecta) compran deuda pública que les rinde un 5% o incluso un 10% (como en Grecia), porque las desacreditadas Agencias de Calificación -que trabajan a su servicio- dicen que esta deuda es de “baja calidad”. Como consecuencia, el Estado debe reducir su déficit y recortar el gasto público... ¡¡para poder asegurar el pago a los especuladores!!
No necesitamos ningún “Plan de Ajuste”, sino cubrir las necesidades de los grupos sociales que están sufriendo los mayores costes de la crisis y, por otro lado, comenzar de forma urgente la transformación de nuestro modelo productivo. La ofensiva desplegada no se limita a una agresión a los empleados públicos, sino que constituye un ataque al conjunto de la clase trabajadora, al situar en el punto de mira conquistas esenciales como las pensiones, los sistemas de educación y salud y, en definitiva, el gasto público social. Una salida justa de esta crisis y la consolidación de un modelo ecológicamente sostenible y que no sea generador de exclusión y desigualdades, no se logra mediante la contención del gasto, sino, precisamente, mediante la movilización de recursos públicos.
Medidas contundentes y relativamente simples serían suficientes para avanzar en esta dirección, pero requieren, necesariamente, de un enfrentamiento con las clases dominantes. La política del PSOE, lejos de la confrontación, ha sido la de la adaptación al neoliberalismo. En el último año ha intentado una estrategia de desgaste de las alternativas posibles para llegados a este momento intentar explicar que no había otra alternativa.
Pensamos que es posible revertir esto y para ello exigimos:
*Crear una banca pública bajo control social con la meta de llegar a la nacionalización del conjunto del sistema financiero. Porque la finalidad del sistema financiero es canalizar el ahorro hacia la inversión productiva y las necesidades de consumo de las familias que una sociedad se ha marcado como prioritarias. El ahorro no debe ser puesto al servicio de la especulación. Por tanto necesitamos, poner en marcha el sistema productivo y dar préstamos destinados a orientar la transición hacia otro modelo productivo al servicio de las necesidades de la población.
*Restaurar el Impuesto de Patrimonio y dotarlo de tipos impositivos progresivos para que se convierta en un impuesto sobre las grandes fortunas.
*Eliminar las exenciones al Impuesto de Sucesiones y Donaciones.
*Incrementar los tipos en el IRPF a las rentas más altas.
*Elevar el gravamen de las SICAV, que son sociedades en las cuales los muy ricos tienen su patrimonio monetario pagando actualmente sólo un 1% de impuestos por él.
*Se pueden introducir impuestos que graven las transacciones especulativas, las rentas del capital dependiendo de la capacidad adquisitiva de cada cual, incrementar los tipos del impuesto sobre los beneficios (Impuesto de Sociedades y establecer una regulación empresarial que exija una dotación de reservas mínimas para inversiones sostenibles ecológicamente y de renovación del aparato productivo en esta línea).
*Reducir el gasto en el envío de tropas al extranjero y en la inversión militar (lo cual supondría del orden de 3100 millones de euros).
*Además, por supuesto, hay que acabar con el paro, la precariedad y la pobreza mediante la prohibición de los despidos en empresas con beneficios, la implantación de la jornada de 35 horas sin recorte salarial, le establecimiento de un salario mínimo de 1200 euros y el derecho a un ingreso social equivalente para todas las personas en paro.
Un sistema recaudatorio como el antes expuesto dotaría al Estado de los recursos necesarios para llevar todo esto adelante. Pero además sabemos que los cortes que se preveen a medio plazo en el subsidio de desempleo se pueden producir por una vía alternativa: precisamente con una política que genere y reparta el empleo, reduciendo el número de personas que necesitan de dichos subsidios. Por otro lado esto llevará a un aumento de los ingresos fiscales.
Las medidas a adoptar frente a la crisis, para que ésta no recaiga sobre la gente trabajadora, son relativamente simples de formular y técnicamente posibles de aplicar. Pero poderlo hacer es preciso una gran movilización de la clase trabajadora y de toda la ciudadanía que está siendo golpeada por la crisis. Son precisas también organizaciones sindicales y políticas que se opongan con firmeza al neoliberalismo, a sus “planes de ajuste” y a los mercaderes especuladores que ahora mismo están controlando economías, estados y gobiernos, llevándonos al desastre.
La Huelga General convocada por las organizaciones sindicales en la Administración Pública, a pesar de las importantes debilidades de la convocatoria, es importante porque puede representar el inicio de una respuesta de la clase trabajadora. Pero el “Plan de Ajuste” no es un problema exclusivo del la gente funcionaria “privilegiada”, como malévolamente se intenta hacer ver. Forma parte de una crisis global que nos afecta a todas y a todos y que, como el mismo Plan demuestra, no se encuentra ni mucho menos en vías de solución. Tras las presentes medidas de ajuste vendrán otras, cada vez más duras y afectando a un mayor número de colectivos sociales, si no se pone freno a ello. La gravedad de los ataques hace que no puedan ser considerados únicamente como una cuestión sindical, por ello es necesario organizarnos por la base en los centros de trabajo y en los barrios y localidades, para tomar decisiones conjuntas y asegurar la continuidad de la lucha. En esta perspectiva ha de verse la presente convocatoria de Huelga General. Y por ello nuestro objetivo inmediato ha de ser trabajar para que la Huelga sea un éxito y el prolegómeno de una amplia Huelga General extendida al conjunto de la clase trabajadora y de la ciudadanía afectada por la crisis.
Panfleto Medidas ZP Contra Los Trabajadores Pero la lucha que ahora se inicia va a ser larga y que, en este contexto, incluso una Huelga General amplia ha de ser contemplada como parte de todo un proceso de movilización, de lucha ideológica y de organización de la clase trabajadora. La definitiva derrota de las políticas neoliberales exigirá un tremendo esfuerzo que no puede ceñirse a acciones puntuales y que tampoco pueden quedar constreñidas en el marco de los diferentes estados. La lucha, para ser exitosa, exigirá una respuesta a escala europea y también internacional.
Comunicado de Izquierda Anticapitalista
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario