El movimiento feminista de Madrid vuelve a tomar la calle para decir: ¡Basta ya! ¡Basta de machismo, de sexismo y de homofobia! ¡Basta ya de controlar nuestros cuerpos! ¡Basta ya de instituciones protegidas por el estado que perpetúan el sistema patriarcal! ¡Basta ya de criminalizar y perseguir a las mujeres y lesbianas que el 10 de marzo gritaron este mismo “¡basta ya!” en la Capilla de Somosaguas!
Vivimos en una sociedad en la que los valores católicos cortan de manera transversal la vida social y política impregnando nuestra cotidianeidad. La iglesia católica se presenta como una institución que posiciona como sujeto universal al estereotipo de hombre blanco, heterosexual, sometiendo e invisibilizando no solo a las mujeres blancas, occidentales y heterosexuales, sino también a multiplicidad de identidades como lesbianas, transexuales, transgénero, de distintas etnias, intersexuales y un largo etcétera.
Una prueba de todo esto es el lenguaje sexista utilizado en las noticias, que publicadas a raíz de los sucesos ocurridos, nos invisibiliza una vez más, ya que esta acción surgió y se desarrolló de manera espontánea, única y exclusivamente por mujeres y/o lesbianas.
El entramado de la acción consistía en ir en procesión hasta la capilla de Somosaguas simbolizando el papel sumiso que se le otorga a la mujer desde la iglesia, que atraviesa nuestra cultura occidental, aún sin ser creyentes. El hecho de que el pañuelo morado estuviese presente en nuestra acción fue una manera más de reivindicarla como feminista. Al llegar a la capilla el grupo entramos de forma no violenta, sin ataques directos a las personas que se encontraban en el interior. Allí hicimos un círculo de mujeres y/o lesbianas y leímos un comunicado en el que se explicaba cómo la iglesia actúa como una institución que promulga unos valores machistas y heteropatriarcales. A continuación, citamos frases pertenecientes a instituciones y figuras íntimamente relacionadas con la iglesia que sentencian y criminalizan nuestros cuerpos. Tras la lectura, la mayoría de las que allí decidimos desnudarnos de cintura para arriba mostrando los mensajes que teníamos escritos en nuestros torsos, con la intención de reivindicar la re-apropiación de nuestros cuerpos y la identidad de cada una. En ese momento, entre lemas y consignas feministas, algunas mujeres empezaron a besarse visibilizando el lesbianismo y reivindicando una sexualidad libre. Finalmente, abandonamos la capilla sin causar ningún daño.
Después de lo expuesto, consideramos que:
• El hecho de entrar en una capilla y no en cualquier otro espacio religioso, se debe a que nuestra tradición cultural es judeocristiana y no musulmana, hinduista o de cualquier otra índole, para no apropiarnos de realidades que son ajenas a nuestra experiencia. Aunque nosotras luchamos desde nuestra realidad, siempre apoyaremos cualquier iniciativa feminista llevada a cabo desde otras identidades y culturas.
• No se puede construir una sociedad nueva, diferente, no heteropatriarcal, sin innovar en sus formas y en su lenguaje. Sólo rompiendo los esquemas ya establecidos podremos crear otros nuevos que nos permitan renombrar el mundo desde nosotras.
¡Por la re-apropiación de nuestros cuerpos! ¡Por una sociedad feminista y laica!
Sábado 2 de abril a las 12 h. Concentración en la Plaza de la Opera en Madrid
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1 comentario:
Fernando Aramburu, colaborador de El Mundo, escribe en su blog, tras una presentación de su libro:
"Me flanquearon hembras a la mesa. Estaba, pues, como en casa. Es que congenio con el rebaño cuando es bello y huele bien."
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