El pasado 5 de enero, la policía antidisturbios se presentó en la sede del Patio Maravillas de la C/Acuerdo para desalojar este centro social okupado desde hace dos años y medio. Los agentes seguían órdenes del Juzgado de Instrucción número 48 de Madrid, que el pasado 12 de noviembre dictó la orden de desalojo definitiva del inmueble. El Patio es un referente para el activismo social y político madrileño. Pero es eso y mucho más: ha dotado de actividades culturales, educativas y de ocio a un barrio y a una ciudad donde apenas existen espacios de encuentro desmercantilizados. Por lo tanto, como dice la propia Asamblea del Patio en su comunicado, no solo han desalojado un centro social okupado, sino también un taller de bicis, una sala de ensayos, un espacio para niños y niñas…
Este desalojo muestra una vez más la irracionalidad de una legislación que permite que mientras los especuladores, incluso estando imputados por delitos urbanísticos (como el “propietario” del Patio Leopoldo Arnáiz), pueden lucrarse sin límite alguno, la gente que se compromete con su barrio y su ciudad, que impulsa iniciativas sociales y culturales y crea conciencia crítica, es expulsada como si de delincuentes se tratara y amenazada con procesos judiciales. Este es el “Estado de Derecho” que tenemos. Una democracia cuya sacrosanta Constitución de 1978 consagra el derecho a la propiedad privada en el apartado de artículos superprotegidos e intocables y que, por el contrario, recoge como mera enunciación sin amparo legal aquellos artículos que garantizan el acceso a una vivienda digna o a tener un empleo estable. El movimiento okupa ha tenido la enorme virtud de desafiar con su práctica uno de los preceptos clave de la economía capitalista, incluso tras la aprobación en 1995 del Código Penal en el que se considera delito la okupación. Porque el debate que pone encima de la mesa este desalojo es clave para la izquierda social y política anticapitalista: ¿valen más nuestras vidas o sus beneficios?
El Patio es un ejemplo de cómo un centro social puede concitar en su seno tantas y tan diversas actividades, colectivos e iniciativas, sin por ello perder un ápice de radicalidad en sus propuestas. Por eso hay que tomarse a broma las palabras del Alcalde Gallardón en las que invita al Patio a transformarse en “empresa de servicios” y presentarse a concursos públicos. Suponemos que, en caso de hacerlo, debería intentar comprar una licencia de “primera okupación” a los imputados por el caso Guateque y procurarse el asesoramiento del “Bigotes” para que no hubiera problemas de última hora con la concesión. Los políticos profesionales piensan que la gente es estúpida. La exigencia de un reconocimiento patente en el proceso de diálogo entre el Patio y el Ayuntamiento no pasa por esa "inclusión en el sistema" que Gallardón les demanda, sino al revés, por que "el sistema" asuma que hay realidades que lo superan y lo transforman.
La enorme respuesta a la convocatoria de manifestación del día 5, hecha por sms e internet, es un síntoma de que los tiempos pueden estar cambiando.
La mejor conclusión del desalojo fue la nueva okupación de la C/Pez 21, a escasos metros de la casa/palacio de Esperanza Aguirre. El Patio 2 ya está en marcha y demuestra que no se le pueden poner puertas al mar. Ahora es el momento de acondicionar este nuevo espacio, de convertir sus salas vacías en lugares para el encuentro y la participación social y política. Izquierda Anticapitalista seguirá participando en muchas de las iniciativas que tienen al Patio como sede. La más inmediata, el Foro Social Mundial en Madrid, a celebrar a finales de mes, y donde esperamos que, como en los dos años anteriores, este sea el lugar de encuentro de toda la gente que queremos cambiar el mundo y cambiar Madrid.
Comunicado de Izquierda Anticapitalista-Madrid
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