El compañero Álvaro Tejero Barrio, un luchador incansable que se fue

Hoy es un día muy triste para todxs, de madrugada nuestro camarada, compañero y amigo Álvaro, luchador incansable, librero, teatrero, poeta.... nos ha dejo a raíz de un accidente de trafico, volviendo a Leganés de un ensayo de la compañía de teatro que dirigía, un coche atropelló su moto, salió despedido y una farola hizo el resto. Poco importan ahora las causas, la consecuencia es irreparable, igual que la pérdida.

Sus compañeros y amigos siempre le recordaremos como un luchador incansable, un optimista empedernido que se ilusionaba en cada nuevo proyecto que encaraba, con una sensibilidad especial y una cercanía que siempre demostraba con una sonrisa interminable. Los que tuvimos el placer y el orgullo de conocerle y compartir con el un cachito de nuestras vidas, se nos ha escapado entre las manos

Álvaro era una persona que amaba la vida y soñaba con un mundo mejor. El mejor homenaje que podemos rendirle es continuar esas batallas que compartíamos: comernos la vida y el mundo a dentelladas, repartir caricias, devolver pedradas, defender la alegría, cuidarnos, amarnos, poner nuestras utopías en acción y disfrutar de cada instante.

Sus amigos/as, sus compañeras/os le recordaremos siempre y nos acompañara en cada cosa que amaba, en cada cosa que amábamos, para él, para nosotras/os.

Hoy mas que nunca HAY QUE COMERSE EL MUNDO A DENTELLADAS.

--------------------

En la sierra, hemos tenido el honor y el privilegio de recibir nuestro compañero Álvaro en 2009, había entonces trabajado mucho con una tropa de teatro aficionada de estudiantes Macedonios que se llamaba "NORMAL NO". Pudimos disfrutar en la Fabrika de Sueños de una representación de la obra "El Polovrin" de esta tropa, pero nunca imaginaríamos que no volvería a enseñarnos su talento. Esta desaparición es una perdida para todos.

--------------------

Poema de su amigo Alberto Garcia de Teresa

Hay que comerse el mundo a dentelladas.

Hay que sacar los dientes, pulirlos, clavarlos con ahínco y rabia.

Hay que comerse la vida a dentelladas;

con mordiscos secos, intensos, de puro y reluciente hueso. Con bocados de corazón hambriento.

Hay que defender el mundo a dentelladas.

Hay que danzar entre rechinar de espadas; de espadas a pecho descubierto. Hay que vivir en permanente guardia, defendiendo la vida cuerpo a cuerpo, defendiendo la vida cara a cara.

Hay que descubrir la vida a dentelladas.

Hay que desenterrar estrellas de la arena, hay que dibujar trazos de arco iris con los dedos machacados por la rutina, el trabajo y el tedio. Hay que apartar niebla de las cabezas con gritos de silencio y de conciencia.

Hay que sumergirse en el mundo a dentelladas.

Hay que escurrirse de las sombras sonoramente, con estruendo de ideas y palabras. Hay que escurrirse sonoramente con redobles de actos y pasiones, con puños de carcajadas.

Hay que atacar la vida a dentelladas;

caminar en la penumbra precaria, caminar frente al poder y las pirañas. No ceder terreno nunca al terror y la ignorancia. Levantar la vista ácida hacia el mañana.

Hay que acariciar la vida a dentelladas;

arrebatarles el tiempo robado cada jornada, esparcir abrazos entre timbres y pagas, regalar ternura y devolver pedradas.

Hay que comerse el mundo a dentelladas.

Hay que comerse el mundo a dentelladas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca te olvidaremos,amigo,compañero, camarada.

Carmen y Luis Miguel