En la tarde del miércoles, cerca de 10.000 de personas nos dimos cita en la plaza de Tirso de Molina para recorrer las calles de Madrid en un ambiente festivo y reivindicativo en una manifestación convocada por más de 150 organizaciones, entre ellas Izquierda Anticapitalista. Bajo el lema: “De mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico ya” la cabecera partía a las 19:30 puntualmente por el recorrido impuesto por la delegación del gobierno para mostrar nuestro rechazo a la financiación pública de la denominada “Jornada Mundial de la Juventud” de la Iglesia católica, exigiendo el fin de la relación privilegiada que mantiene la jerarquía católica retrógada y patriarcal con el Estado. Más de 50 millones de euros destinados a un evento religioso privado, cesión de espacios públicos, rebaja del precio del transporte público – mientras Esperanza Aguirre sube el billete sencillo un 50% -, desgravaciones a las empresas patrocinadoras... y estos son sólo algunos de los privilegios de los “peregrinos”.
La limitación del espacio habilitado por el gobierno hizo que el grueso de la manifestación tuviese que retrasar su partida en una abarrotada plaza de Tirso de Molina mientras la cabecera avanzaba por el recorrido sin incidentes hasta la llegada a Sol, lugar ya emblemático de la lucha en la capital, mientras un pequeño grupo de policías nos acompaña.
Al llegar a la plaza nos encontramos con una concentración ilegal de peregrinos de la JMJ gritando consignas a favor del Papa y de la Iglesia católica, mientras la cabecera era obligada a girar por un pequeño espacio habilitado por un ridículo cordón policial para continuar su recorrido hacia la calle Alcalá. Debido a la pasividad de la policía con la actuación de los peregrinos, éstos invadieron el recorrido cortando la manifestación en dos partes, la cabecera con un grupo reducido de manifestantes intenta seguir el paso bajo las provocaciones e insultos, mientras a la mayor parte de los manifestantes se les impide el paso en la calle Carretas. La presencia policial en Sol es mínima, aun sabiendo de la presencia de los peregrinos, y permite que se corte el paso a la manifestación en vez de habilitar el espacio para su normal desarrollo.
Es en este momento cuando surgen las primeras disputas en Sol, intercambios de consignas, e incluso insultos e intentos de agresiones por parte de los peregrinos protegidos por la policía, mientras la manifestación continúa poco a poco avanzando hacia Sol. La marcha está en ese momento totalmente cortada, con la cabecera encarando la plaza de Canalejas mientras la gran mayoría aun no puede continuar su paso por la plaza de Sol. Cuando la pancarta inicial llegaba a Tirso de Molina de nuevo, en Sol los peregrinos comenzaban a retroceder y marcharse de la plaza, una vez consumado el boicot a la marcha laica.
Es en esos momentos cuando la policía comienza a mostrarse cada vez más violenta, cortando el paso en algunas calles aledañas a la plaza a todos aquellos que no se identifiquen como peregrinos. Se suceden las imágenes de ciudadanos preguntando el por qué de la actuación policial limitando el libre tránsito de las personas, a lo que responden con amenazas e insultos. En uno de esos momentos, son detenidos dos periodistas por simple hecho de intentar informarse del por qué de la situación. Una de ellas es maltratada y amenazada incluso identificándose.
Algunos de los manifestantes que quedan rezagados de la cabecera e intentan continuar con el recorrido son insultados por los jóvenes católicos que están en las terrazas de los bares, y sufren una carga policial en la que se detiene a una persona en la calle Alcalá.
Poco tiempo después, la policía comienza una carga indiscriminada en la esquina de la calle Mayor con Sol.
El cerco a la plaza es casi total, dejando tan sólo libres las salidas de la Carrera de San Jerónimo y de la Calle Carretas, sin dejar acceder a la plaza y echando a la gente de las calles colindantes. En este momento detienen a dos chicas de manera gratuita.
Mientras, 3 furgones policiales cruzan Sol con la plaza repleta de gente a toda velocidad y varias filas de antidisturbios se ensañan con la gente que se mantiene en el lugar.
Se suceden las carreras, los gritos, los golpes y las vejaciones de la policía contra el grupo de personas que previamente habían visto su derecho a manifestación impedido. Un pequeño grupo que se mantiene en la calle Carretas es agredido por los antidisturbios.
Una vez más, la policía nos impide la presencia en las calles a golpe de porra. Una vez más, ciudadanos pacíficos son golpeados por ejercer sus derechos. La movilización recuerda: “la rebeldía no se va de vacaciones”.
Tras las violentas cargas de los antidisturbios, se suceden dos días más de lucha en las calles. Se convoca una nueva concentración para el día siguiente en repulsa a la violencia policial, que una vez más es reprimida de manera brutal, sucediéndose las carreras por las calles de Madrid. Aun nos estremecemos por las imágenes que circulan por la red donde se muestra a la policía pegando indiscriminadamente a ciudadanos por el simple hecho de pasar por la calle y periodistas que ejercían su derecho a la información. Comportamientos de matones en las fuerzas de seguridad del Estado. Una vez más, reprimiendo a todo aquel que no llevase la camiseta amarilla de la juventud del Papa.
El tercer día se convoca una marcha desde Atocha a Sol, secundada por cerca de 3.000 personas. El paso se dificultado por la presencia policial, cercando la llegada de Sol, obligando a improvisar el transcurso, rodeando Sol. La plaza, de nuevo cerrada por el gobierno. La protesta, una vez más demuestra que el movimiento sigue vivo, que la capacidad de movilización no para ni en Agosto. Que las fuerzas continúan intactas y esto es sólo el principio.
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