Los recortes son injustos y evitables. No es una crisis es una estafa. Ningún gobierno que firme recortes, ninguna negociación que los legitime.
Vivimos una verdadera guerra social contra la clase trabajadora. Con la excusa de la lucha contra el déficit nos están siendo arrebatados en pocos años derechos que han costado siglos de lucha. La banca, la patronal y sus serviles gobiernos nos están robando a plena luz del día. Van ya más de 110.000 millones de € regalados a la banca, 240.000 millones de € en avales que no se devolverán, a lo que hay que sumar los últimos 100.000 millones € del último rescate bancario del que tendremos que pagar, como mínimo, los intereses porque además el gobierno está entregando a cuenta nuestra dinero prestado. Además, tenemos que tolerar aproximadamente 77.000 millones de € al año en fraude fiscal de las grandes fortunas (el doble que el promedio europeo), mientras las trabajadoras y trabajadores asumimos el 82% de la carga tributaria y a las rentas del capital se las subvenciona, bonifica y desgrava, sin olvidar la indecencia de los paraísos fiscales y de la amnistía fiscal a los grandes defraudadores. El recorte extra en los presupuestos de educación y sanidad, que pone en grave peligro nuestros derechos sociales más básicos, asciende, por ahora, “sólo” a 10.000 millones.
A los recortes en servicios públicos hay que sumar el hecho de que en los últimos diez años los sueldos han crecido 10 puntos por debajo del coste de la vida, la dura cuenta de un desempleo que afecta a casi la cuarta parte de la población y los desahucios, que afectan cada día a una media de 159 familias con niñ@s. Ésta es la dimensión de la catástrofe social que tenemos que asumir mientras las grandes empresas y la banca de este país incrementan sus beneficios año a año; mientras las ventas de barcos y coches de lujo alcanzan records históricos.
Con estas premisas, ninguna negociación es posible en términos de recortes. Ni en material escolar, ni en pruebas diagnósticas, ni en servicios, ni en cuidados, ni en instalaciones, ni en salarios, ni en puestos de trabajo. No hemos vivido por encima de nuestras posibilidades ni somos corresponsables de esta crisis.
Llamamos a la disolución de toda mesa de negociación sindical cuyo objetivo sea legitimar este descarado robo de los capitalistas a manos de los gobiernos neoliberales, sean cuales sean sus siglas (desde el PP y CIU al PSOE e IU en comunidades como Andalucía).
Esto sólo se para en las calles. Sin corporativismos, sin sectarismos.
Un intenso proceso de movilización social está naciendo día a día. Trabajadores y trabajadoras junto con usuarios y usuarias, se organizan en toda la geografía en asambleas coordinadas de abajo a arriba y se movilizan a diario en la puerta de los centros, en las plazas y en las grandes avenidas. Se hace necesario en este contexto romper con todo corporativismo que pretenda separarnos. Los destinos de l@s trabajador@s y los de l@s usuari@s están unidos, y solo movilizándonos junt@s, compartiendo intereses, organización y consignas estaremos en condiciones de generar un movimiento incontestable en la calle de toda la comunidad asociada a los servicios educativos, sanitarios, de cuidado de las personas con autonomía restringida, de lucha por la igualdad de género y prevención de violencia, administración, transporte, servicios municipales, etc, es decir; a la inmensa mayoría social organizada e intransigente. Toda estrategia que pretenda separarnos no solo será corta de miras en su planteamiento sino perjudicial para el futuro de la lucha que tenemos que librar.
En este contexto, no deben distraernos quienes hábilmente desde la derecha o desde el sectarismo, con más o menos motivos, persiguen al enemigo interno en los sindicatos, organizaciones sociales o políticas combativas. No hay excusas para la apatía y la resignación. Los sindicatos y organizaciones de izquierda combativa del Estado español tienen la responsabilidad histórica de estar a la altura de las circunstancias y no volver, una vez más, a la estrategia derrotada de la concertación social, el gobernismo y la desmovilización. La mejor herramienta para evitar esto último pasa por construir por abajo el movimiento. La autoorganización de todos los miembros de la comunidad educativa es una tarea fundamental para ser más fuertes en la movilización. La orientación de dicho movimiento debe estar marcado por esas herramientas de autoorganización incipientes. Debemos construir en cada centro de trabajo asambleas y pensar desde ya en la más que necesaria coordinación a escala provincial, territorial y estatal.
Construyamos entre tod@s de abajo a arriba, ensamblando sectores y territorios la estructura organizativa democrática y masiva que nos permita estar en condiciones de parar los recortes, de hacer pagar a los culpables de tanto sufrimiento y de pasar a la ofensiva.
Para lograr imponer nuestras alternativas es necesario converger en las resistencias. Todas las luchas sectoriales deben converger en un gran movimiento de conjunto. Solamente mediante la confluencia de las luchas lograremos revertir esta situación. Seas trabajador/a del sector público o del sector privado, seas maestro o minero, la convergencia es más nunca una prioridad si verdaderamente se quiere evitar que, los de abajo, sigamos pagando los costes de la crisis capitalista.
Hay alternativas
-Derogación de todos los decretos de recortes sociales.
-Suspensión de pagos de la deuda y auditoría ciudadana sobre la misma. No pagaremos una deuda ilegítima que no es la nuestra.
-Exproriación bancaria para recuperar nuestras vidas. Para recuperar el control del ahorro y vincularlo a una inversión social y ecológicamente sostenible que responda a los intereses de la mayoría social y del planeta, y no a la indecente ambición sin límites de la acumulación capitalista.
-Reforma fiscal profunda. Que distribuya solidariamente las cargas en función de la renta.
UNAMOS TODAS LAS MAREAS
NOS VEMOS EN LAS CALLES
Comisión Educación IA
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