Los y las anticapitalistas defendemos en primer lugar que ante quiebras de entidades financieras, la máxima prioridad sea garantizar los ahorros y depósitos conseguidos con una vida de esfuerzo y duro trabajo depositados en ellas por la clase trabajadora. Los gestores que ha impuesto el gobierno no son ninguna garantía de que los pequeños ahorradores dispongan de ellos. El escándalo de las “preferentes”, que se estima que afecta a un millón de ciudadan@s, lo demuestra. Es más, una nacionalización tampoco es garantía de que no se les imponga un “corralito” mientras se destinan todos o casi todos los fondos públicos a saldar las deudas de Bankia con otros bancos. Es más, cuando la Troika pide una “reestructuración” de la entidad nacionalizada, de lo que está hablando es de un ERE descomunal (para que nos hagamos una idea de las dimensiones del asunto, sólo en el primer semestre de 2011 Bankia cerró 476 sucursales y destruyó casi 3000 puestos de trabajo…). Es un secreto a voces que la oligarquía financiera española se está planteando destruir unos 60.000 puestos de trabajo y liquidar buena parte de la obra social de las cajas de ahorro privatizadas para intentar sanearse.
Tampoco está de más recordar que Bankia no es la única entidad que está en quiebra técnica, también lo están Catalunya Caixa (que va a ser subastada sin que el gobierno se rasgue las vestiduras por ello), Unnim, Novagalicia, Banco de Valencia… Y las que vendrán. Bankia es sólo la punta del iceberg de un sistema financiero hipotecado hasta las cejas por su participación en la especulación inmobiliaria. El capital que ha invertido en promociones con escasísimas posibilidades de ser devuelto podría superar los 130.000 millones de euros. Así las cosas, buena parte de la banca sólo ha conseguido mantenerse a flote chupándole la sangre a la ciudadanía gracias a las subvenciones del FROB mientras mandaba a la policía a desahuciar a miles y miles de familias humildes que lo habían perdido todo.
¿Por qué nacionalizan Bankia, quizás una de las entidades más odiosas y que más desahucios ha promovido, agotando previsiblemente los últimos recursos disponibles del FROB?
1) No solamente porque es la cuarta entidad financiera del Estado, sino porque es la que más vínculos orgánicos tiene con el PP. Su presidente depuesto y antiguo capo del máximo lobby financiero mundial (el FMI), Rodrigo Rato, fue, hasta no hace mucho, el mentor y líder espiritual del actual ministro de Economía De Guindos (que tiene en su currículum el honor de ser responsable en España y Portugal de la quiebra de Lehman Brothers, uno de los detonantes de la crisis mundial), y la entidad es el resultado de la fusión, entre otras, de dos entidades políticamente controladas por el sector más reaccionario y corrupto del PP: la Caja Madrid de “Espe” y la Bancaja del tan honorable Francisco Camps (y antes de Zaplana). Ahora el gobierno tiene la desfachatez de acusar al jefe del Banco de España, sin duda un personaje siniestro, de ser el único responsable del desaguisado, confirmando el principio de que la mejor defensa es un buen ataque.
2) Porque es una entidad que está endeudadísima con la banca internacional (con una elevadísima dependencia de su financiación mayorista a largo plazo, que podría rebasar los 66.000 millones de euros).
3) Porque bancos clave para la estabilidad mundial han apuntalado a Bankia desde que empezó a cotizar en Bolsa: UBS (principal banco suizo), Deutsche Bank (que mueve los hilos de su marioneta Merkel), Merril Linch y… ¡Sorpresa! J.P. Morgan Chase, que acaba de reconocer un pufo financiero fabuloso días después de la intervención de Bankia. ¿Alguna relación causa-efecto? Muy probablemente…
Banca, Deuda, Recortes ¿y vuelta a empezar? ¡Hasta aquí hemos llegado! Es importante contextualizar la quiebra de Bankia para entender lo que está pasando.
1) Todas las crisis capitalistas, y la iniciada en 2008 no es una excepción, destruyen capital, ya que la abstracción del mercado de dinero permite crear capital ficticio con la especulación y la autonomización relativa de las finanzas. Todo el dispositivo de dominación neoliberal impuesto hace treinta años consiste en recuperar los beneficios de los capitalistas a costa de reducir los salarios directos e indirectos de l@s trabajador@s sin apenas aumentar la riqueza y la producción reales y privatizando empresas y recursos públicos viables. Esta reducción de la capacidad adquisitiva ha forzado el endeudamiento masivo de los trabajadores, promovido por la totalidad de las entidades financieras para estimular el consumo gracias a un crédito barato: un crédito generado por una política monetaria ultraexpansiva que ha inflado exponencialmente ese capital disponible originado en la “contención salarial”, las exoneraciones fiscales y la reducción de las cotizaciones y las prestaciones sociales. Los beneficios capitalistas no reinvertidos en actividad productiva han provocado sucesivas oleadas especulativas, tan lucrativas como arriesgadas. Esta huída hacia delante destructiva y autodestructiva del capitalismo se ha concretado en la especulación sobre divisas y fondos de pensiones (crisis rusa, asiática y mexicana a finales de los 90)… sobre nuevas tecnologías hasta la crisis de 2001-2002 (Es decir, Enron, “la nueva economía”, el argentinazo) y especulación inmobiliaria hasta el inicio de la crisis actual.
2) Lo más grave es que los rescates de la banca practicados por todos los gobiernos occidentales (de derechas como de “izquierdas”) desde entonces no han frenado la hipertrofia financiera. Al contrario, la han estimulado: ahora la banca se lucra especulando con la energía (petroleras y eléctricas que manipulan los precios de carburantes y electricidad), la alimentación (subiendo fraudulentamente el precio del grano… como nos recuerdan las revoluciones árabes y las hambrunas en el Sur) y el no va más: especialmente el monopolio privado sobre la deuda soberana contraída por los Estados… ¿para qué?… ¡pues para salvar a la misma banca que ahora le exige “reformas estructurales”!
3) Las ayudas públicas a la banca han vuelto más agresiva la especulación y han impuesto una correlación de fuerzas mucho más desfavorable. La apuesta por reflotar la dictadura de las finanzas ha hecho imposible una política alternativa basada en la protección social y el crédito directo a particulares y empresas para estimular la economía real y el empleo. Ha sido imposible porque los gobiernos, al renunciar a pinchar la burbuja, a redimensionar el sector financiero y a hacer que supuren los activos tóxicos, han conseguido que sea la banca quien dicte a los Estados lo que tienen que hacer mientras la infección avanza. ¿Y qué hacen los Estados? hundir a los pueblos en la miseria para inyectar a la banca todo el capital que han perdido especulando y lastrando y apropiándose de la ganancia industrial. Ni más, ni menos.
4) Salvar a Bankia como pretende el PP probablemente inauguraría un nuevo ciclo de rescates bancarios aquí y en los países de nuestro entorno, algo que recrudecería los recortes sociales y las políticas de austeridad, provocando un aumento galopante del paro y, muy probablemente, una gran depresión, distinta pero sin duda tanto o más grave que la de los años treinta. Es más, como ya afirma parte de la prensa económica internacional, seguramente la nacionalización de Bankia puede comportar la intervención de España por la Troika, con consecuencias parecidas a las que conoce tan bien el martirizado pueblo griego. Y, si eso no fuera asumible para el BCE, quizás significaría, simple y llanamente, el estallido del Euro.
5) La hegemonía ideológica del neoliberalismo y la debilidad de la izquierda crítica ha llevado al grueso de las clases populares a creer que si se hunde la banca nos hundimos tod@s, cuando en realidad lo que está sucediendo es que, como un socorrista amateur en la playa, nos estamos ahogando para intentar salvar a una banca insalvable. Es un verdadero síndrome de Estocolmo que impide a esta “democracia” secuestrada imaginar una política económica alternativa. Hay que romper este embrujo colectivo y recordar que la riqueza la generan la naturaleza y el valor del trabajo humano, no la ganancia. El dinero es fuente de poder cuando un Estado, con la aquiescencia del pueblo sobre el que gobierna, se lo otorga. Si no, al día siguiente es papel mojado (y nunca mejor dicho). La mejor garantía para nuestro futuro es pues salvaguardar con uñas y dientes nuestro tejido productivo real, nuestros servicios públicos, nuestro transporte colectivo, nuestras pensiones públicas…
Algunas consideraciones sobre lo que está en juego
1) Agotar los recursos del FROB imposibilita al gobierno actual y a los futuros abrir una línea directa de crédito a empresas y particulares para inyectar liquidez a la economía real sin recurrir al lodazal de la banca. Algo que imposibilita a medio y largo plazo la creación de un único servicio público que tenga el monopolio del crédito y que esté controlado por usuarios y trabajadores y orientado por una planificación económica realmente democrática y participativa, única posibilidad para reestimular la economía redistribuyendo la riqueza y la renta, defendiendo el empleo y reduciendo la jornada laboral. También es la única posibilidad de forzar un cambio de modelo productivo que priorice inversiones en energías alternativas, en transporte público y, más en general, en una reconversión ecológica de la industria presidida por criterios de sostenibilidad, equidad y proximidad.
2) La nacionalización parcial o total de Bankia no tiene nada que ver con la creación de una “banca pública” operativa y útil, ni es una expropiación pública de un negocio privado en manos de una minoría para ponerlo al servicio de la mayoría, por las siguientes razones:
a) porque es una medida coyuntural que no rompe con la política financiera seguida hasta ahora ni introduce un control sobre el movimiento de capitales.
b) porque seguramente será un pozo sin fondo (ni siquiera De Guindos tiene una idea clara de lo que se van a encontrar) y una fuente enorme de endeudamiento para el Estado (los avales también son dinero contante y sonante si los acreedores los ejecutan…).
c) porque seguirá compitiendo como un banco privado con el resto de grupos financieros y en peores condiciones.
d) porque es imposible que el dinero que se inyecte en la entidad llegue a los usuarios en forma de crédito (que es, por otro lado, la función de un banco) por la simple razón de que se destinará exclusivamente a tapar agujeros.
e) porque la única medida eficaz para conseguir una banca pública que merezca el nombre es expropiar el conjunto del sistema financiero español, algo que está en las antípodas de lo que se propone Rajoy.
Si bien el concepto de nacionalización puede resultar atractivo a priori para la izquierda, quizás la precipitación de algunas organizaciones en avalar esta opción, aunque sea críticamente, no haya tenido suficientemente en cuenta estas consideraciones y haya estado muy condicionada por el hecho de que el PSOE e IU, así como CCOO y UGT, estaban representados en el Consejo de Administración de BANKIA y guardaron silencio ante su mala gestión a cambio de prebendas. Sin ir más lejos, el vicepresidente de Caja Madrid y vocal de Bankia y del BFA en representación de IU, José Antonio Moral Santín, avaló la política tan poco “transformadora” de la entidad a cambio de un honorario de 526.000 euros en 2011. ¡Y es que no sólo el PP intenta taparse las vergüenzas en este escándalo!
3) No hay ruptura con el neoliberalismo y la dictadura de las finanzas que no pase por acontecimientos traumáticos originados por acción u omisión de los gobiernos o de los pueblos: las quiebras de muchos bancos van a ser inevitables a corto y medio plazo y, cuanto más las difiramos, más traumáticas van a ser, ya que van a seguir evaporando un dinero público que necesitamos desesperadamente para rescatar la sanidad, la educación y los servicios públicos en general. Vista la situación política en Europa (Irlanda, Grecia, Portugal, Italia, Estado español…), el debate que se plantea en realidad es si la quiebra de la banca se debe socializar conduciendo a la bancarrota de los Estados y a su consiguiente rescate o si deben recaer exclusivamente sobre la burguesía financiera, limitándose el Estado a compensar a los pequeños ahorradores y depositantes y a procesar a los responsables.
4) La única forma de acabar a corto plazo con la dictadura financiera es tomar la vía islandesa. Dejar que quiebren las entidades insolventes, garantizar los depósitos, llevar a sus responsables ante los tribunales y hacer que las pérdidas corran a cargo de los acreedores y el accionariado. Aunque a simple vista parezca lo contrario, después de negarse a socializar las pérdidas privadas, la deuda pública islandesa paga menos prima de riesgo que la española o la italiana. ¿por qué no podemos hacer lo mismo aquí?
Medidas concretas inmediatas
1) Hay que llevar a los ejecutivos, a los políticos y a los miembros de los organismos reguladores (Banco de España y Comisión Nacional del Mercado de Valores) así como a las empresas auditoras (Deloitte, en este caso) responsables ante el banquillo de los acusados.
2) Ante quiebras como la de Bankia y las que vendrán, hay que garantizar que el Estado reembolse a los ahorradores los depósitos. También hay que impedir que se haga cargo de sus pasivos (es decir, oponerse a que el Estado pague las deudas).
3) Hay que organizar una auditoría pública e independiente del estado de cuentas de la banca española así como del déficit público de las Administraciones.
4) Hay que interrumpir de inmediato el reembolso de los intereses de la deuda pública, tan odiosa como impagable, y paralizar todos los recortes sociales aprobados por el gobierno.
5) Hay que destinar los recursos del FROB a abrir una línea de crédito público a empresas y particulares.
6) En lugar de hacer un “banco malo” como se propone De Guindos, hay que requisar inmediatamente la cartera de inmuebles que están en posesión de la banca española para crear un parque público de vivienda social.
Todas estas medidas de urgencia anticapitalista son papel mojado si un sector importante de la rebelión social masiva que estamos viviendo no las hace suyas. Por ello, los y las revolucionarias vamos a estar en primera línea de la indignación popular que está tomando las calles y plazas de todo el Estado este mes de mayo. Estas medidas deben insertarse en una perspectiva de expropiación de todo el sistema bancario privado en beneficio de la creación de un sistema público de crédito al servicio de las necesidades sociales.
Declaración de Izquierda Anticapitalista
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