Lunes 13 de mayo, el director del colegio público San Bartolomé de Fresnedillas de la Oliva de 1.600 habitantes, Julio Viejo, descubrió el huerto escolar del centro destrozado. A las 7 de la mañana los operarios municipales siguiendo instrucciones del Ayuntamiento de mayoría absoluta PP habían aplanado la tierra y arrancado la valla que delimitaba el huerto fruto del trabajo de padres, docentes y alumnos bajo la supervisión de toda la comunidad educativa del centro.El equipo municipal desprecia profundamente los proyectos emancipadores del San Bartolomé, quizás porque de los 167 alumnos, el 51% son inmigrantes, principalmente magrebíes, porque los proyectos integradores que desarrollan desde hace 10 años dan excelentes resultados - en la últimas pruebas de Conocimiento y Destrezas Indispensables (CDI) la media total alcanzo 7,79, cuando la de la región es del 6,8 - porque aplican fórmulas iconoclastas, utilizan herramientas de la pedagogía Waldorf o Montessori, programas elaborados por los propios profesores, no utilizan los libros de texto de las editoriales mercantiles, pero quizás lo que más asusta el ultra reaccionario Partido Popular de Fresnedillas sea que el Consejo Escolar del colegio a la unanimidad, menos el voto del ayuntamiento, apoya el proyecto y defiende sus logros pese a lo que digan los caciques y los políticos profesionales del ayuntamiento.
El ayuntamiento y su regidor a la cabeza: Antonio Reguilón, no quiere respectar bajo ningún concepto un receta educativa que fue premiada con el segundo Premio Nacional a las Buenas Prácticas para la convivencia en 2010, o el reconocimiento de la Comunidad de Madrid que pidió al colegio de presentar su experiencia educativa en un simposio de Buenas Prácticas. Tan claro está las cavernícolas concepciones y fasistoïde agresividad del Partido Popular del pueblo que hasta el “muy progresista” presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, se declaró en apoyo con los padres y el colegio y ha dado instrucciones para que se respete el huerto.
Una vez más podemos ver la concepción regresiva de la democracia entre las manos de los derechistas caciques de la sierra, no solo ignorantes y despreciables estos ediles se otorgan el derecho a arrasar plantas de lechugas, habas y patatas de los niños para demostrar su más vil autoridad. ¿Quizás deberíamos también interrogar los operarios municipales y preguntar hasta cuando seguirán acatando ordenes injustas? ¿Hasta cuándo el miedo a perder su empleo les impedirá comportarse orgullosamente como ser humano y trabajador?
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