La cita se preveía concurrida pero el resultado desbordó las previsiones más optimistas. La Huelga y manifestación convocada por los sindicatos CCOO, UGT, STEM, CSIT-UP y CGT ha superado incluso al seguimiento y a la asistencia de la exitosa jornada del 7 de mayo. La educación pública madrileña se ha levantado contra la voracidad privatizadora de Esperanza Aguirre y esta lucha debe continuar y profundizarse.
Ayer había cientos de pequeñas pancartas portadas por madres, padres, profesores, estudiantes de colegios, insitutos, escuelas infantiles y universidades que reclamaban una sola cosa: la enseñanza tiene que seguir siendo pública y hay que frenar de inmediato las privatizaciones que el gobierno del PP está realizando día tras día.
La combatividad demostrada por los y las asistentes fue insólita: nada más empezar la marcha, un grupo de padres y madres del Colegio Público de El Álamo que el Gobierno de la Comunidad quiere privatizar cortaron el tráfico por todos los carriles de la Castellana, colapsando la arteria central del tráfico de la capital ante la impotencia de los antidisturbios. Con ellos, el resto de los manifestantes se lanzaron a ocupar las calles, armados con pitos que no dejaron de silbar durante las dos horas largas de trayecto y ataviados con camisetas coloridas de distintos colegios en defensa de la escuela pública.
Por nuestra parte, Espacio Alternativo estuvo presente con el reparto de 4000 octavillas con la declaración que sacamos ayer y con una pancarta en la que se resumían las consignas fundamentales para nosotr@s en este momentos: "Defender el Servicio Público. Combatir las Privatizaciones. Hacia una Jornada de Lucha en los Servicios Públicos de la Comunidad de Madrid".
Es el momento de una Jornada de lucha de todos los Servicios Públicos de la Comunidad de Madrid
Porque ese es ahora el reto, tras las dos huelgas del 7 y el 21 de mayo: la defensa de la educación pública debe sumarse a la de la sanidad y ésta a la de los transportes y limpiezas en una jornada de movilización y, porqué no, de huelga general, que demuestre que la dureza de los ataques de la derecha conservadora contra lo público es respondido con firmeza y unidad por aquellos y aquellas que los sufren.
En este estadio de la lucha, hay que plantearse ya un marco de lucha general contra esta ofensiva reaccionaria. Por lo tanto, los sindicatos, pricipalmente, pero también los distintos movimientos sociales deberían ponerse manos a la obra en esta tarea. Está en juego el bienestar presente y futuro de los y las que menos tienen.
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